Afeitado y trajeado, aunque sin renunciar al cierto desaliño que le caracteriza, apareció Jose Mourinho en la sala de prensa del estadio Santiago Bernabéu. Gesto serio, nada que ver con la sonrisa nerviosa de Manuel Pellegrini en su primer día, hace menos de un año. Junto a Jorge Valdano, director general del Real Madrid, aguantó los ‘flashes’ de las cámaras de fotos que esperaban sacarle ‘algo’. Mínimas concesiones a los medios y risita complice a su nuevo jefe, mucho más risueño, antes de que éste tomara la palabra para dar la bienvenida al nuevo entrenador e intentar aclarar algo dificílmente aclarable.
«Durante mi etapa como comunicador, escribí sobre lo divino y lo humano. En alguna ocasión hable de Jose de forma agresiva y él me contestó también en términos agresivos. Aquello se solucionó hace tres años. Ninguno imaginábamos entonces que nuestros caminos se volverían a cruzar». Después de asegurar que Mourinho «es lo mejor» que podían fichar en estos momentos, el directivo dijo una frase que deja entrever que, en esta ocasión, se ha tenido que dejar sus convicciones futbolísticas en casa. «No tengo derecho a llevar mis obsesiones al lugar que ocupo en el Real Madrid».
Resulta curioso que aquel que vino a España como ayudante e intérprete de Bobby Robson cuando el inglés fue contratado por el Barcelona, en 1996, comenzara su primera rueda de prensa tras fichar con el Real Madrid disculpándose por haber «olvidado» parte de sus conocimientos de castellano. Su paso por Italia le ha aportado títulos y un nuevo acento, pero se le entiende perfectamente, cuando quiere que se le entienda, claro.
Mourinho ha firmado con el Real Madrid por dos razones: la historia del club y las «frustraciones de los últimos años». El partir de cero y tener la oportunidad de enfrentarse al reto más importante de su carrera es lo que le ha hecho renunciar a la incondicional hinchada del Inter de Milán -que iría al fin del mundo con el técnico que les hizo campeones de Europa 45 años después- y aceptar la propuesta de Florentino Pérez. Siente que han recurrido a él para que ‘salve’ al Real Madrid y le encanta.